Quienes elegimos conectar con las prácticas taoístas nos encontramos con un amplio y profundo camino que Maestros como Mantak Chia, creador del «Universal Healing Tao» o Juan Li creador del «I Ching Dao», muestran como un árbol de prácticas, con raíces profundas que se nutren de la energía de la tierra, un tronco amplio o canal central y con sus diversas ramas que buscan la energía del cielo para seguir creciendo y expandiendo los beneficios del Tao. Muchos discípulos directos o indirectos de ambos Maestros respetan y enseñan las prácticas bases del árbol de prácticas (raíces y tronco) y a su vez amplían y diversifican las ramas como fruto de la investigación y profundización en el camino.
Las Raíces del árbol de prácticas
El Tao nos enseña a ser conscientes de nuestro Sentir, a estar presentes habitando cada una de las sensaciones que surgen y desaparecen en nuestro cuerpo. Es nuestro primer aprendizaje y se realiza entrenando nuestra mente, observamos en diferentes niveles: físico, mental, emocional y energético.
De la mano con el sentir vamos entrando en otro pilar de las practicas como es la Sonrisa Interior, nos referimos a la apertura y disposición para mejorar la comunicación con nosotros mismos a través de los sentidos.
Mientras continuamos profundizando en nuestras raíces aprendemos a equilibrar las emociones, conectando con los órganos y generando armonía a través de los 6 Sonidos Curativos.
Para realizar prácticas de excelencia es necesario alinear nuestro cuerpo físico con las energías de la Tierra y el Cielo. Por esta razón, los estiramientos y respiraciones que realizamos nos ayudan a reeducar la estructura. Abrazar el Árbol es una postura que nos revitaliza. Nos permite sentir la unidad con la tierra y el cielo, además de ayudarnos a detectar los bloqueos en pocos minutos.
Estamos preparados para conectar con la fuerza vital y el flujo energético interno, lo hacemos activando la Órbita Microcósmica. Se trata de un circuito compuesto por dos meridianos extraordinarios llamados Ren Mai y Du Mai. Ambos nacen en el perineo, Ren Mai asciende por la parte frontal en línea media en dirección a la boca. Du Mai asciende por la espina dorsal generando un círculo que se cierra activando el perineo y conectando la lengua con el paladar. Al poner en marcha la Órbita se genera una corriente de energía que nos equilibra y nos llena de vitalidad.
El Tronco del Árbol
El sistema de meridianos puede verse como un gran árbol con numerosas ramas por las cuales circula la savia que nutre las hojas y frutos. Pero todas la ramas del árbol de meridianos están conectadas a un tronco que absorbe y circula la energía vital.
Al meridiano que juega el papel de tronco se le llama el Canal Central, se encuentra en el centro del cuerpo desde el perineo hasta la corona. Su misión más importante es conectar cielo y tierra.
A medida que avanzamos en las prácticas vemos que es imprescindible Sanar la línea ancestral, liberar los obstáculos que bloquearon la energía de la familia: traumas, deseos y promesas incumplidas, ciclos pendientes, emociones desequilibradas, exclusiones, etc.
Otra de las prácticas necesarias para generar un proceso de desarrollo personal es la conexión con el Guía Interno o conciencia superior que nos muestra la dirección de nuestra vida, el camino que nos llevará a cumplir con nuestro destino y lograr plenitud.
Dentro de las prácticas energéticas, desarrollamos más conciencia, vitalidad y rejuvenecimiento de glándulas, del sistema nervioso y los órganos. Nos referimos al trabajo con la energía sexual a lo que llamamos Amor Sanador.
El trabajo con las emociones tiene diferentes niveles, uno de ellos es transformar las emociones negativas, cerrar ciclos y conectar con el flujo de energía del universo, esto se denomina Fusión de los 5 elementos.
Con la Fusión de los 5 elementos II y III nutrimos y potenciamos las emociones positivas que provienen de los órganos. Conectamos con frecuencias superiores de la compasión y estados positivos para armonizar y equilibrar todo el sistema de meridianos o canales de energía de nuestro cuerpo.
Ya estamos en condiciones de expandir la frecuencia del Canal Central o tronco de nuestro árbol. Con la práctica de Kan y Li o la Unión del Fuego y el Agua se abre el potencial de nuestro Canal Central. En esta etapa entramos en un proceso llamado «abrir los tres calderos» elevando la conciencia. El Agua con la que se trabaja es de energía extraordinaria, de la confianza total para refinar el primer caldero. El Fuego es el del amor incondicional del segundo caldero. Al realizar la alquimia de los dos elementos se eleva nuestra conciencia en el tercer caldero.
Las Ramas del Árbol
Muchas son las prácticas que se encuentran en las ramas de nuestro árbol. Todas aportan una variedad altamente beneficiosa para nuestra salud, nos ayudan en los diferentes aspecto de nuestra vida.
El Tao Yin, Chi Kung y Tai Chi trabajan a partir de movimientos lentos que incrementan el flujo de energía. También mejoran la estructura física otorgando calma mental, equilibrio emocional y vitalidad entre otros beneficios.
Hay ramas vinculadas a la práctica meditativa como la Atención Plena, Vipassana, Mantras, Mudas, Respiración de Huesos, Yoga del Sueño, Nei Kung, Práctica con las Estrellas, Mente Original.
Otras que nos conectan con nuestros ciclos femeninos como el Yin Tao, el Tao Lunar o los espacios de Círculos de Mujeres.
Algunas ramas siguen el camino del trabajo manual a través de diferentes tipos de masajes para restablecer el equilibrio, estas son el Shiatsu, la Digitopuntura, el Chi Nei Tsang (masaje de órganos), quiromasaje.
Otras son equivalentes a Terapias energéticas como el Reiki Tao, el Chi Kung terapéutico, las Barras de Access Consciousness, los Pares Biomagnéticos.
El trabajo con el espacio a través del Feng Shui.
La sabiduría del I Ching o libro de las mutaciones.
Otros tipos de trabajo del cuerpo como son los Estiramientos, el Yi Jin Jing o el Kung Fu. Y demás ramas que van nutriendo nuestro árbol, que lo expanden y amplían haciendo del Tao un modo de vida profundo y saludable.
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